
Típico de una final, el primer tiempo fue de estudio, trabado, de muchos nervios y extremadamente táctico. En los primeros minutos, Rusia tuvo más el balón que Argentina y en dos ocasiones inquietó el pórtico defendido por el arquero Nicolás Sarmiento.
El juego era de tantas impresiones, que a los 10 minutos, los dos equipos ya tenían tres faltas por bando y estuvieron más atentos de no malograr una jugada que de atacar.
A falta de 4 minutos para acabar la inicial, cuando mejor jugaba Argentina, y cuando había tenido dos chances, primero por Vaporaki y luego por Borutto, llegó el primer tanto de Rusia, por intermedio de Eder Lima, que aguantó bien el balón, se volteó y definió bien ante la salida de Nicolás Sarmiento.
Pero la albiceleste no se amedrentó y un minuto más tarde, llegó el empate por intermedio de Alamiro Vaporaki, quien aprovechó un rebote del portero Gustavo y puso a uno la pizarra.
Con el empate, Argentina ganó en lo deportivo y en lo anímico, trianguló buenas jugadas y en tiro de castigo se fue ganador al camerino por intermedio de Leandro Cuzzolino.

Dos
minutos más tarde, nuevamente Brandi, convirtió el cuarto para la
Argentina que empezó a liquidar la final. Los europeos se vieron
sorprendidos ante la arremetida gaucha.
Ya
con el marcador a su favor, Argentina hizo el juego que más le
gusta, esperar, y contragolpear. La Albiceleste le entregó el balón
a Rusia, se paró en tres cuartos de cancha y al igual que contra
Portugal, planteó un juego perfecto tácticamente.
Los minutos pasaron, Rusia sacó el quinto hombre y apareció la enorme figura de Nicolás Sarmiento, que atajó de todo en el coliseo El Pueblo de Cali. Constantino Vaporaki puso el quinto, Rusia descontó, le puso suspenso, marcó dos goles, pero demasiado tarde y de esta forma, el cronómetro se apagó y Argentina gritó ¡¡¡¡¡CAMPEÓN!!!!!
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