Uno de los temas que más se habló en la antesala del choque
entre Chile y Uruguay era el poderoso juego aéreo de los Charrúas y la baja
estatura del plantel de la Roja. Por ese motivo cada vez que una pelota se
elevó hacia el área del cuadro anfitrión, se libró una batalla y el público
observó expectante.
ALEJANDRO ALEGRÍA TORRES - La estrategia de Jorge Sampaoli, tal como lo adelantó en la
conferencia de prensa previa el cotejo,
fue que sus jugadores aprovecharan su habilidad y velocidad para
anticipar a sus rivales en cada centro o rechazo.
La tarea no era simple. Gary Medel de 1,72 metros de altura
se encargó de marcar al jugador más peligroso de la república oriental, al
espigado goleador Edinson Cavani, de 1,84. Sin embargo, la potencia física del
Pitbull cumplió y sirvió para controlar al atacante hasta que fue expulsado por
doble amonestación.
En las pelotas detenidas cada jugador chileno tuvo una
misión del entrenador. Gonzalo Jara se encargó de José María Giménez, Mauricio
Isla tomó a Cavani, Marcelo Díaz se ocupó y Eugenio Mena se preocupó de Diego
Godín. En tanto, Medel quedó libre en el
primer poste y Arturo Vidal custodió la espalda de la defensa.
Chile en el primer tiempo no perdió en casi ningún balón
detenido ni tampoco en los balonazos largos. Cavani y Diego Rolán estuvieron
desconectados con el resto del equipo. Mientras que en el segundo tiempo, luego
que Uruguay quedó con 10 jugadores, el cuadro de Sampaoli paró de sufrir y
controló el partido.
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