- La uruguaya
arbitrará en Francia su segundo Mundial
- También
arbitra fútbol masculino en su país
- “El camino de las árbitras no es fácil”, dice a FIFA.com
Poco antes de indicar el pitido inicial del
partido correspondiente a la fase de grupos entre Estados
Unidos y Australia en la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2015™, a
Claudia Umpiérrez le invadió la emoción sobre el césped del estadio de
Winnipeg.
Por un lado, sintió alegría y orgullo de
dirigir junto a su equipo el primer encuentro mundialista de su carrera. Por
otro, el agradecimiento y la certeza de que todo el esfuerzo y los sacrificios
que había hecho durante años tuvieron su recompensa.
"En el momento de elegir lado, vi pasar
toda mi carrera ante mis ojos, como si fuera una película", cuenta la
colegiada uruguaya, de 36 años. "Me acordé de cómo empezó todo en un
campito de Pan de Azúcar, mi ciudad natal. Y vi a dónde había llegado: a un
estadio lleno, con más de 30.000 espectadores".
Entre medias quedaron todos esos años en los
que antepuso el deporte a lo demás. Pero también el
nacimiento de su hija, que hizo quizá más difícil aún el ascenso a la cima.
Una trayectoria coronada con su experiencia en Winnipeg.
"El camino de las árbitras no es fácil",
señala Umpiérrez, que arbitrará en Francia su segunda Copa Mundial Femenina.
"Entreno por la mañana, luego trabajo entre siete y ocho horas como
abogada y, después, cuido de mi hija".
"¿Si
me gustaría dedicarme profesionalmente al arbitraje? Mi respuesta sería un ‘sí’
rotundo. Pero, desafortunadamente, no es posible, porque es una profesión que
en mi país no daría de comer a mi familia".
En cualquier caso, Claudia intenta sacarle el
máximo partido a la situación, porque es incapaz de imaginarse una vida sin
fútbol. "Ser árbitra es mi pasión. Una buena árbitra ha de ser constante,
resolutiva y no bajar nunca los brazos".
"Es importante mantener una línea dentro
de la cancha. Pero, al mismo tiempo, cabe subrayar que aquí las protagonistas
son las futbolistas, no las colegiadas. No hay que olvidarlo nunca".
Tras la cita de Canadá 2015, Umpiérrez empezó
a dirigir encuentros de las categorías más altas del fútbol masculino en
Uruguay. Esta experiencia le ha permitido mejorar su condición física, y ahora
cuenta incluso con un entrenador personal que le ayuda a diario.
"Me gustaría ver más árbitras en el
fútbol masculino", afirma, recordando la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA India 2017, en
la que también participó. "Fue un hito en mi carrera y una experiencia
maravillosa. Se vio de lo que somos capaces las mujeres y se demostró que se
puede confiar en nosotras".
Dirigir
partidos de fútbol masculino me ha permitido mejorar mi velocidad y mi
resistencia. Me viene muy bien, porque el fútbol femenino ha evolucionado
muchísimo en los últimos años y se ha vuelto mucho más rápido.
No es de extrañar, por tanto, que Claudia
Umpiérrez espere con ilusión la cita francesa. "Al fin y al cabo, lo que
cuenta son los 90 minutos que dura un partido. Pese a toda la preparación
previa, esos 90 minutos son lo más importante".
Cuando suena el silbato, todos los recuerdos
y preguntas sobre su futuro quedan en un segundo plano. Porque, en ese momento,
lo único que cuenta es el presente. Y Claudia quiere volver a vivir su sueño.
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